Cuando Dios hizo el mundo, para que los hombres prosperaran decidió
darles dos virtudes:
Así, a los yanquies los hizo ordenados y respetuosos de la ley;
a los alemanes, tenaces y estudiosos;
a los japoneses, trabajadores y pacientes.
Cuando llegó a los Puertorriqueños, le dijo al ángel, que anotara en
una planilla: "Estos van a ser inteligentes, honestos, y PNP".
Cuando terminó de hacer el mundo, el ángel le llamó la atención y le
dijo:
"Santo Padre, tu has dado a todos los pueblos del mundo dos virtudes,
pero a los Puertorriqueños les has dado tres. Eso hará que ellos
prevalezcan por encima de todos los otros pueblos del mundo"
"Caramba", dijo Dios, "es cierto, pero como los dones de Dios no deben
quitarse, deberemos remediar esto".
"De ahora en más, los Puertorriqueños conservarán esas tres virtudes,
pero para no prevalecer por sobre los demás, ninguno podrá ejercer más
de dos simultáneamente".
Es por eso, que desde ese momento:
el Puertorriqueños que es PNP y honesto, no puede ser inteligente;
el que es inteligente y PNP, no puede ser honesto,
y el que es inteligente y honesto, jamás podrá ser PNP.
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